La tarea de identificar bases gráficas registrales, se está estructurando a través de dos redes organizativas, servidas por una estructura central del Colegio de Registradores en Madrid. Por un lado en cada Registro de la Propiedad existe un técnico operario dedicado a la localización, configuración y preparación de validación de las bases gráficas registrales.
Por otro lado, en cada Decanato Territorial del Colegio de Registradores (aun no está completa la red, nos faltan Navarra y Castilla León) existe una Oficina Técnica de Coordinación compuesta por un equipo de personas que oscila entre los tres técnicos (para los Decanatos mas pequeños) y los diez técnicos (para los mas grandes).
El operario del Registro de la Propiedad trabaja con los títulos que se presentan a Diario en el Registro, examina las descripciones de las fincas, comprueba su coherencia catastral, trata de localizarlas sobre el territorio, configura o dibuja sobre las ortofotos, el catastro o la cartografía disponibles y deja lista su base gráfica para que sea validada por el Registrador.
En la Oficina Técnica de Coordinación se encargan de acometer la formación inicial de los técnicos de cada Registro, llevan a cabo tareas de recopilación estadística y de atención técnica a las Oficinas y también se encargan de identificar aquellas fincas históricas que por su facilidad de identificación (edificios singulares), por el abundante número de ellas existente (urbanizaciones antiguas identificadas por el número de parcela) o por otro tipo de razones en las que ya entraremos, resulta conveniente que no sean identificadas por el Registro ya que ello paralizaría su tarea de identificación diaria.
Se crea así un círculo virtuoso de trabajo. Si el Registro identifica lo que se presenta a Diario y la Oficina Técnica el archivo histórico, al final lo que a diario entre en la Oficina ya se encontrará identificado, que es de hecho lo que ahora ya empieza a suceder.
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