jueves, 21 de mayo de 2009

Érase una vez...


 Érase una vez, en un lejano reino, que el rey un día se levantó por la mañana de su lecho  real y tantas molestias sentía en su estómago aquel monarca que llamó a sus ministros y promulgó una ley. A partir de aquel día el acto de comer sería simplemente imposible en aquel reino. No prohibía, ni castigaba, ni perseguía el acto de comer, simplemente no era posible y por lo tanto en aquel reino, desde aquel día, ya no habría molestias intestinales, ni pesadez de estomago, simplemente porque nadie comería.

 Érase una vez un legislador que congregó a todos los habitantes del lugar, agrupó en uno solo todos los terrenos que allí existían y esa única finca fue troceada en porciones tan bien dimensionadas y tan aprovechables que, a partir de aquel día, sus dueños no podrían dividirlas, ni segregarlas, ni agruparlas, ni agregar partes de las mismas a otras ya existentes, simplemente porque eran indivisibles. Aquella parcelación estaba tan bien proporcionada y era tan consecuente a su posible productividad que las parcelas del Catastro y las fincas del Registro una vez coordinadas ya nunca se volverían a diferenciar como entidades distintas, simplemente porque el legislador dijo que eso sería imposible.

 Y sin embargo la gente comía (VER IMAGEN 1) y comía (VER IMAGEN 2) y a pesar de la ley (VER IMAGEN 3) seguía teniendo necesidad de comer.

 El Derecho es la ciencia que regula las relaciones humanas, no la que las niega. 

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